Hoy en día, constantes noticias de desigualdad y violencia basada en el machismo inundan nuestra sociedad. A pesar de convivir con estas situaciones en todos los aspectos de nuestra vida, a muchas personas les sigue sorprendiendo que esto ocurra. Probablemente, encontremos una explicación a la continuidad de estas actitudes, incluso en las generaciones más pequeñas, si analizamos la educación que hemos y estamos recibiendo en el ámbito escolar. Dejar claro que la perpetuidad de nuestra cultura patriarcal tiene un análisis más complejo y profundo, pero esta entrada dirige la mirada hacia la institución de la educación.
Comencemos por hablar del lenguaje y las conductas sexistas que se muestran a los niños y las niñas en las aulas. “Llorar es de niñas, ellas son débiles y pueden mostrar sus sentimientos llorando. Ellos no, los niños son fuertes y los niños no lloran. Levántate y sigue jugando. Jugando al fútbol, por supuesto, ni se te ocurra pedir una muñeca. Los cuidados les toca a las mujeres. ¿Jugar a las “cocinitas”? ¿Y qué será lo siguiente, hacerte la comida en casa? Ni hablar. A ti, varón, tienen que servirte ellas.”
Como acabamos de decir, ellas sí pueden llorar. Pero no si un niño las pega, ya que es la manera que tienen ellos de demostrar su amor. Por todos y todas es sabido que cuanto más te violenta un hombre, más te quiere. Al igual que también sabemos que si un niño te levanta la falda, lo hace para divertirse, son cosas de críos, no hay de qué preocuparse. Mejor mentalizarse y acostumbrarse para cuando lo sufras al salir a divertirte. Estos comentarios siguen en la adolescencia y edad adulta con ejemplos como “tienes que hacerte respetar, no te puedes liar con uno en la primera cita. ¿Cómo esperar que la respeten vistiendo así?. Va a casarse y no sabe ni freír un huevo. Es una robanovios. Si viste masculina es lesbiana…”.
Casos de machismo y violencia
La normalización de estas conductas es la causa de situaciones futuras. Y que van desde aspectos más leves como puede ser usar un lenguaje sexista. Y desencadenar estos en ámbitos más graves como la brecha salarial, acoso, violencia machista física, etc. Vemos cómo aumentan las cifras de malos tratos, mujeres asesinadas… Y buscamos la solución en las leyes. Sin plantearnos si quiera la raíz educativa que provoca todo esto. Para poder acabar con esta lacra social es imprescindible combatirlo desde la educación. Comenzando en la infancia, en las que la familia y la escuela juegan un papel fundamental, puesto que aprendemos por imitación.
Si no empezamos a luchar contra este tipo de frases y creencias, nunca acabaremos con el machismo. Teniendo esto que ser trabajado tanto con niños como con niñas. Ya que las conductas machistas también se realizan entre mujeres, y en ocasiones incluso de una forma más ofensiva. Es importante promover una empoderación femenina en la que, desde pequeñas, aprendan a verse como aliadas, en lugar de rivales. El engaño y profundo desconocimiento del feminismo, y la lucha del mismo, impiden un cambio real de estas situaciones.
La educación por tanto basada en una auténtica igualdad es muy difícil. Pero si queremos erradicar el machismo, no podemos seguir impartiendo estos estereotipos desde la infancia; por lo que debemos ponernos en serio, y dejar así de lamentarnos.
Martín Fernández, Alba
Polonio Hormigos, Paola
Sánchez Giménez, Mar
Hay que acabar con este tipo de conductas y tenemos que empezar desde la educación en casa.
Eso es, Cindy. La educación es la base de todo y es donde debemos empezar a concienciar a nuestros más pequeños, tanto desde el aula como en casa.
Un saludo