En la actualidad, existen infinitas campañas publicitarias cuyo objetivo es la concienciación sobre los peligros del alcohol. Nuestra pregunta es, ¿se cumple dicho objetivo? Cada vez son más los casos de embriaguez en los menores.
El problema es que nos encontramos en una sociedad hipócrita. En primer lugar, somos los propios adultos los que normalizamos el consumo de alcohol pero, a la vez, nos escandalizamos ante el consumo de los menores. En segundo lugar, seguimos sin considerar el alcohol como una droga o simplemente, como una sustancia peligrosa. En tercer lugar, es importante cambiar la aplicación de la Ley, ya que en sí misma no es justa porque consideramos que son más eficaces los trabajos a la comunidad que una multa, la cual sería abonada por los propios padres o tutores. Por último, desde el punto de vista económico, no interesa un mayor control del consumo de esta sustancia por todo el dinero que genera (Calatayud, 2007).
Al no poder establecer un mayor control de esta sustancia, es necesario que los responsables de dichos menores se encarguen de impartir una educación basada en la concienciación de los mismos ante el alcohol. Es importante el trabajo en red entre la familia, la escuela y las instituciones públicas para lograr, a corto plazo, la reducción de las muertes por al abuso del consumo de la sustancia y, a largo plazo, conseguir erradicar el consumo del alcohol en los menores.
Casos reales de alcohol y menores
Algunos ejemplos a los que nos estamos refiriendo son los siguientes:
- «Una niña de 13 años ingresada en estado muy grave tras sufrir un coma etílico en un botellón»
- «Muere una niña de 12 años tras un coma etílico en una fiesta de Halloween»
Referencia Bibliográfica
Calatayud, E. (2007). Emilio Calatayud: Reflexiones de un Juez de Menores.
María Fernández González
Begoña Castro Torrego